LNTRIDUCCIÓN
En
conexión con el credo niceno, hay que mencionar brevemente un desdichado
capítulo en la historia de la iglesia, y se trata de la controversia sobre la
inserción de la cláusula filioqué en el credo niceno, inserción que con el
tiempo llevaría a la división entre el cristianismo occidental (católico
romano) y el cristianismo oriental (que consiste hoy de las varias ramas del
cristianismo ortodoxo oriental, tales como la iglesia griega ortodoxa, la
iglesia rusa ortodoxa, etc.) en el1454 d.C.
La
palabra filioqué es un término latino que quiere decir «y del Hijo». No se
incluyó en el credo niceno ni en la primera versión del 325 d.C. ni en la
segunda versión del 381 d.C. Esas versiones simplemente decían que el Espíritu
Santo «procede del Padre», Pero en el año 589 d.C., en un concilio regional de
la iglesia en Toledo (en lo que ahora es España), se añadió la frase «y del
Hijo», de modo que el credo entonces decía que el Espíritu Santo «procede del
Padre y del Hijo (filioqué).
A la
luz De Jn 15: 26 y 16: 7, en donde Jesús dijo que enviaría al Espíritu Santo al
mundo, parecía que no podía haber objeción a tal afirmación si se refería que
el Espíritu Santo procedía del Padre y del Hijo en un punto en el tiempo (particularmente
en Pentecostés).
Pero
esta fue una declaración en cuanto a la naturaleza de la Trinidad, y se entendió
que la frase hablaba de las relaciones eternas entre el Espíritu Santo y el Hijo,
algo que la Biblia nunca considera explícitamente. La forma del Credo.
Niceno
que tenía esta frase adicional gradualmente ganó en uso general y obtuvo endoso
oficial en el 1417 d.C. La controversia entera se complicó por políticas
eclesiásticas y luchas por el poder, y esto que parecía ser un punto doctrinal
muy insignificante fue la principal cuestión doctrinal en la división entre el
cristianismo oriental y occidental en el 1454 d.C.
(La
cuestión política subyacente, sin embargo, fue la relación de la iglesia
oriental a la autoridad del papa). La controversia doctrinal y la división
entre las dos ramas del cristianismo no se han resuelto hasta el día de hoy.
¿Hay
alguna posición correcta en este asunto? El peso de la evidencia (por tenue que
parezca) parece favorecer claramente a la iglesia occidental. A pesar del hecho
de que Jn 15: 26 dice que el Espíritu de verdad «procede del Padre», esto no niega
que proceda también del Hijo (tal como Jn 14: 26 dice que el Padre enviaría al Espíritu
Santo, pero Jn 16: 7 dice que el Hijo enviaría al Espíritu Santo).
De hecho,
en la misma oración en Jn 15:26Jesús habla del Espíritu Santo como el que «yo
les enviaré de parte del Padre». Y si el Hijo junto con el Padre envía al
Espíritu Santo al mundo, por analogía parecería apropiado decir que esto
refleja el orden eterno de sus relaciones.
Esto
no es algo en lo que podemos insistir claramente basados en un versículo
específico, pero mucho de nuestra comprensión de las relaciones eternas entre
el Padre, Hijo y Espíritu Santo vienen por analogía de lo que la Biblia nos dice
en cuanto a la manera en que se relacionan a la creación en tiempo».
Es
más, la formulación oriental corre el peligro de sugerir una distancia
innatural entre el Hijo y el Espíritu Santo, lo que conduce a la posibilidad de
que incluso en la adoración personal un énfasis en una experiencia más mística,
inspirada por el Espíritu, se pudiera buscar a costa del descuido de una
adoración racionalmente entendible de Cristo como Señor.
No
obstante, la controversia fue en última instancia sobre un punto de doctrina
tan oscuro (esencialmente, las relaciones entre el Hijo y el Espíritu antes de
la creación) que ciertamente no merecía una división en la iglesia.
NOTA: La palabra procede no se entendía como
refiriéndose a crear el Espíritu Santo, ni ninguna derivación de su ser del
Padre y del Hijo, sino indicando la manera en que el Espíritu Santo se
relaciona eternamente al Padre y al Hijo.
LA IMPORTANCIA DE LA
DOCTRINA DE LA TRINIDAD.
¿Por
qué la iglesia se preocupó tanto por la doctrina de la Trinidad? ¿Es realmente
esencial sostener la plena deidad del Hijo y del Espíritu Santo?
Sí, lo
es; porque esta enseñanza tiene implicaciones para la médula misma de la fe
cristiana.
Primero, la expiación está en juego. Si Jesús es solo un
ser creado, y no plenamente Dios, es dificil ver cómo él, una criatura, pudo
aguantar la total ira de Dios contra todos nuestros pecados. ¿Podría alguna criatura,
por grande que sea, de veras salvamos?
Segundo, la justificación por la fe sola queda amenazada si
negamos la plena deidad del Hijo. (Esto se ve hoy en la enseñanza de los
Testigos de Jehová, que no creen en la justificación por la fe sola).
Si Jesús
no es plenamente Dios, tendríamos razón para dudar si en realidad podemos confiar
en que él nos salve completamente. ¿Podríamos realmente depender plenamente en
alguna criatura en cuanto a nuestra salvación?
Tercero, si Jesús no es un Dios infinito, ¿deberíamos orar
a él o adorarle? ¿Quién sino un Dios infinito y omnisciente podría oír y
responder a todas las oraciones de todo el pueblo de Dios? ¿Y quién sino Dios
mismo es digno de adoración? En verdad, si Jesús no es más que una criatura,
por grande que sea, sería idolatría adorarlo; y sin embargo el Nuevo Testamento
nos ordena hacerlo (Flp 2: 9-11; Ap 5: 12-14).
Cuarto, si alguien enseña que Cristo fue un ser creado
pero con todo el que nos salva, esta enseñanza erróneamente empieza a atribuir
crédito por la salvación a una criatura y no a Dios mismo. Pero esto exalta
erróneamente a la criatura antes que al Creador, algo que la Biblia jamás nos
permite hacer.
Quinto, la independencia y naturaleza personal de Dios
está en juego; si no hay Trinidad, no hubo relaciones interpersonales dentro del
ser de Dios antes de la creación, y, sin relaciones personales, es dificil ver cómo
Dios pudiera ser genuinamente personal sin la necesidad de una creación con la
cual relacionarse.
Sexto, la unidad del universo está en juego; si no hay
una pluralidad perfecta y perfecta unidad en Dios mismo, no tenemos base para
pensar que puede haber alguna unidad última entre los diversos elementos del
universo.
Claramente,
en la doctrina de la Trinidad está en juego la esencia misma de la fe cristiana.
Herman Bavinck dice que «Atanasia entendió mejor que cualquiera de sus
contemporáneos que el cristianismo se levanta o cae con la confesión de la
deidad de Cristo y la Trinidad».30 Luego añade: «En la confesión de la Trinidad
palpita el corazón de la religión cristiana; todo error resulta o se remonta a
una reflexión más profunda, a una percepción equivocada de esta doctrina».
3. EL TRITEÍSMO NIEGA QUE HAYA SÓLO UN DIOS.
Una
manera posible final de intentar una reconciliación fácil de la enseñanza
bíblica en cuanto a la Trinidad sería negar que hay sólo un Dios. El resultado
sería decir que Dios es tres personas y cada persona es plenamente Dios. Por
consiguiente, hay tres dioses. Técnicamente este concepto se llamaría
«triteísmo».
Pocos
han sostenido este concepto en la historia de la iglesia. Tiene similitudes a
muchas religiones paganas antiguas que sostenían una multiplicidad de dioses.
Esta
percepción resultaría en confusión en la mente de los creyentes. No habría adoración,
ni lealtad, ni devoción absolutas a un solo Dios verdadero. Nos preguntaríamos a
cuál Dios deberíamos darle nuestra lealtad máxima. Y, en un nivel más hondo,
esta noción destruiría todo sentido de unidad última en el universo; incluso en
el mismo ser de Dios habría pluralidad pero no unidad.
Aunque
ningún grupo moderno aboga por el triteísmo, tal vez muchos evangélicos hoy sin
intención tienden a una noción triteísta de la Trinidad, reconociendo la
personalidad distinta del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, pero rara vez dándose
cuenta de la unidad de Dios como un ser indiviso.
¿CUÁLES SON LAS DISTINCIONES ENTRE EL PADRE, EL HIJO Y EL ESPÍRITU
SANTO?
Después
de haber hecho este estudio somero de los errores respecto a la Trinidad, ahora
podemos pasar a preguntar si algo más se puede decir en cuanto a las distinciones
entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Si
decimos que cada miembro de la Trinidad es plenamente Dios, y que cada persona
participa plenamente de todos los atributos de Dios, ¿hay alguna diferencia
entre las personas? No podemos decir, por ejemplo, que el Padre es más poderoso
o más sabio que el Hijo, ni que el Padre y el Hijo son más sabios que el
Espíritu Santo, ni que el Padre existía antes del Hijo o el Espíritu Santo,
porque decir algo así sería negar la plena deidad de los tres miembros de la
Trinidad. Pero, ¿cuáles son, entonces, las distinciones entre las personas?