LA TRIPLE UNIDAD DE DIOS

La doctrina de la Trinidad nos resulta difícil y confusa. 

A veces hasta se ha pensado que el cristianismo enseña la noción absurda de que 1+1+1=1. Resulta claro que esta es una ecuación falsa. El término Trinidad describe una relación de un Dios que es tres personas, y no una relación entre tres dioses. La Trinidad no significa un triteísmo, es decir, que hay tres seres que en su conjunto conforman un Dios. La palabra Trinidad se utiliza como un esfuerzo para definir la plenitud de la Deidad en términos de su unidad y su diversidad.
La formulación histórica de la Trinidad es que Dios es uno en esencia y tres en persona. Aunque esta fórmula es misteriosa y paradójica, no conlleva de modo alguno una contradicción. Con respecto a la esencia o el ser, se afirma la unidad de la Deidad; con respecto a la persona, se expresa la diversidad de la Deidad.
Si bien el término Trinidad no se encuentra en la Biblia, el concepto aparece en ella con claridad. Por un lado la Biblia declara de manera contundente la unidad de Dios (Deuteronomio 6:4).
Por otro lado, la Biblia declara con claridad el carácter plenamente divino de las tres personas de la Deidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La iglesia ha rechazado las herejías del modalismo y el triteísmo. El modalismo niega la diferencia que existe entre las personas de la Deidad, afirmando que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son distintas maneras en que Dios se expresa a sí mismo. El triteísmo, por otro lado, falsamente afirma que existen tres seres que juntos constituyen a Dios.
El término persona no significa una diferencia en esencia sino una subsistencia diferente en la Deidad. Una subsistencia en la Deidad constituye una diferencia real pero no es una diferencia esencial, en cuanto a una diferencia en el ser. Cada persona subsiste o existe "bajo" la pura esencia de lo divino. La subsistencia es una diferencia dentro del mismo ser, no un ser o una esencia separada. Todas las personas de la Deidad comparten todos los atributos divinos.
También hay una diferencia en la función desarrollada por cada miembro de la Trinidad. El trabajo de la salvación es en cierto sentido compartido por las tres personas de la Trinidad. Sin embargo, con respecto a la manera de actuar, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo operan de distinta forma. El Padre es quien inicia la creación y la redención; el Hijo es quien redime a la creación; y el Espíritu Santo regenera y santifica, operando la redención en los creyentes.
La Trinidad no se refiere a las partes de Dios, ni siquiera a los roles. Las analogías humanas, como las de un hombre que es un padre, un hijo y un esposo, son insuficientes para reflejar el misterio de la naturaleza de Dios.
La doctrina de la Trinidad no explica completamente el carácter misterioso de Dios. En realidad lo que hace es fijar los límites que no debemos trasponer. Define los límites de nuestra reflexión finita. Nos ordena ser fieles a la revelación bíblica de que Dios es uno en un sentido y tres en otro sentido.
RESUMEN
1. La doctrina de la Trinidad afirma la triple unidad de Dios.
2. La doctrina de la Trinidad no es una contradicción: Dios es uno en esencia y tres en persona.
3. La Biblia declara tanto la unicidad de Dios como el carácter divino del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
4. La Trinidad se distingue por la obra asumida por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
5. La doctrina de la Trinidad fija los límites de la especulación humana con respecto a la naturaleza de Dios.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Deuteronomio 6:4, Mateo 3: 16-17, Mateo 28:19, 2 Corintios 13:14, 1 Pedro 1:2.

6: LA TRINIDAD: DECLARACIÓN DOCTRINAL.

La Biblia enseña que aun cuando Dios es uno, existe en tres personas llamadas Padre, Hijo y Espíritu Santo. Estas no son tres personas en el sentido corriente de la palabra; no son tampoco tres individuos, sino más bien tres modos o formas de existencia del Divino Ser. Al mismo tiempo su naturaleza es tal que les es posible entrar en relaciones personales.
El Padre puede hablar al Hijo y viceversa y ambas pueden enviar al Espíritu Santo. El verdadero misterio de la Trinidad consiste en el hecho de que cada una de las tres personas posee la suma total de la esencia divina, y qué' ésta no existe aparte de, o fuera de tales Personas.
Ninguna de ellas es subordinada en cuanto a su ser a la otra, aunque en orden de su existencia el Padre es primero, el Hijo es segundo y el Espíritu Santo tercero. Un orden idéntico se refleja en su obra.
PRUEBA BÍBLICA DE LA TRINIDAD.
El Antiguo Testamento ya nos indica que en Dios existe más de una Persona. Dios habla de sí mismo en el plural, Gen. 1: 26; 11: 7.; el Ángel de Jehová nos es presentado como una persona divina, Gen. 16:7-13; 18:1-21; 19:1-22, y también el Espíritu Santo que nos presenta como una
Persona distinta, Isaías 48:16; 63: 10. Hay asimismo pasajes en los cuales el Mesías habla y menciona a las dos otras Personas, Isaías 48: 16; 61; 63: 9-10.
Dado el progresó que encontramos en la revelación, el Nuevo Testamento nos presenta pruebas más claras. Las pruebas más contundentes las encontramos en los hechos de la redención. El Padre envía a su Hijo al mundo, y el Hijo envía al Espíritu Santo.
Además, hay un cierto número de pasajes en los que las tres Personas nos son mencionadas específicamente, tales como en: «la Gran Comisión», Mateo 28:19, y «la Bendición Apostólica», 2ª Cor. 13:13. Véase también, Lucas 3:21-22; 1:35; 1ª Cor. 12:4-6; 1ª Pedro 1:2.
La doctrina de la Trinidad fue negada por los socinianos en los días de la Reforma y hoy día por los unitarios y los modernistas. Estos hablan de la misma en términos del Padre, el hombre Jesús, y una influencia divina que recibe el nombre de Espíritu de Dios.
EL PADRE
El nombre «Padre» se aplica con frecuencia en las Escrituras al Dios trino como a creador de todas las cosas, 1 Cor. 8:6; hebreos 12:9; Santo 1:17, como Padre de Israel, Deut. 32:6: Isaías 63:16; y como a Padre de los creyentes, Mateo 5: 45; 6:6, 9,14; Rom. 8:15.
En 'un sentido más profundo, la palabra «Padre» se refiere a la Primera Persona de la Trinidad, para expresar su relación con la Segunda Persona, Juan 1 :14, 18; 8 :54; 14 :12, 13. Esta es la Paternidad original y de la cual la paternidad humana no es más que un débil reflejo. La característica esencial del Padre es haber engendrado al Hijo desde toda la eternidad. Las obras que generalmente se atribuyen a Él son el planeamiento de la obra redentora, la creación, la providencia y la representación de la Trinidad en el consejo de la redención.
EL HIJO
La Segunda Persona de la Trinidad es llamada «Hijo» o «Hijo de Dios». Este nombre le es dado no sólo como a Hijo unigénito del Padre, Juan 1:14, 18; 3:16, 18; Gal. 4:4, sino también como al Mesías escogido de Dios, Mateo 8:29; 26:63; Juan 1:49; 11:27, y en virtud de su nacimiento especial por obra del Espíritu Santo, Lucas 1:32, 35.
La característica esencial del Hijo es el haber sido engendrado desde toda la eternidad por el Padre. Salmo 2:7; Hechos 13: 33; Hebreos 1: 5. Por razón de esta generación eterna, el Padre es la causa de la existencia personal del Hijo en la Divina Trinidad.
Las obras que se atribuyen al Hijo de un modo especial Ron obras de mediación. El Hijo de Dios es el mediador de la creación, Juan 1:3, 10; Hebreos 1:2-3, y el mediador de la obra redentora, Efesios 1:3-14.
EL ESPÍRITU SANTO
A pesar de que los socinianos, unitarios y modernistas de nuestros días hablan del Espíritu Santo como a un mero poder o influencia divina, la Biblia nos lo presenta como a una Persona, Juan 14:16, 17, 26; 15:26; 16:7-15; Rom. 8: 26.
El Espíritu Santo tiene inteligencia, Juan 14:26, sentimiento, Isaías 63:10; Efesios 4:30, y voluntad, Hechos 16: 7; 1ª Cor. 12:11. La Escritura nos dice que el Espíritu Santo habla, escudriña, testifica, ordena, disputa e intercede. Además, su Persona nos es presentada como distinta de su poder en Lucas 4: 14; 1: 35; Hechos 10: 38; 1ª Cor. 2: 4. La característica esencial del Espíritu Santo es proceder del Padre y del Hijo por espiración.
En términos generales la obra del Espíritu Santo es completar las obras de la creación y de la redención, Génesis 1:2; Job 26:13; Lucas 1:35; Juan 3:34; 1 Cor. 12: 4-11; Efesios 2: 22.
TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA SOBRE LA TRINIDAD
1. Isaías 16:1, «El espíritu del Señor Jehová es sobre mí» (el Mesías). Véase Lucas 4:17-18.
2. Mateo 28:19. «Por tanto, id, y doctrinad a todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo».
3. 2. Cor. 13:14. «La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, Y la participación del Espíritu Santo sea con vosotros todos».
LA GENERACIÓN ETERNA DEL HIJO
1. Salmo 2:7. «Yo publicaré el decreto: Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy»
2. Juan 1:14. «Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad».
LA PROCESIÓN DEL ESPÍRITU SANTO.
1. Juan 15:26. «Empero cuando viniere el Consolador, el cual yo os enviaré del Padre. El Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio de mí».
PARA ESTUDIO BIBLlCO ADICIONAL
1. ¿En qué sentido podemos hablar de la Paternidad de Dios? 1 Cor. 8:6; Efesios 3:14-15; Hebreos 12:9; Santo 1:17. Véase también Núm. 16:22.
2. ¿Puede usted probar la Divinidad del Hijo hecho carne? Juan 1:1; 20:28; Fil. 2:6; Tito 2:13; Jer. 23:5-6; Isaías 9:6; Juan 1:3; Apoc. 1:8; Col. 1:17; Juan 14:1; 2ª Cor. 13: 14.
3. ¿En qué forma prueban los pasajes siguientes la personalidad del Espíritu Santo? Gen. 12; 6:3; Lucas 12:12; Juan 14:26; 15:26; 16:8; Hechos 8:29; 13: 2; Rom. 8:11; 1ª Cor. 2:10-11.
4. ¿Cuáles obras se atribuyen al Espíritu Santo en Salmo 33:6; 104:30; Éx. 28:3; 2 Pedro 1:21; 1 Cor. 3:16; 12:4 ss.?
PREGUNTAS PARA REPASO
1. ¿Podemos deducir la doctrina de la Trinidad de la naturaleza?
2. ¿Existen en Dios tres individuos completamente distintos?
3. ¿En el Divino ser están las unas Personas subordinadas a las otras?
4. ¿Cómo podemos probar la Trinidad por medio del Antiguo Testamento?
5. ¿Cuál es la prueba más contundente de la Trinidad?
6. ¿Cuáles son los mejores pasajes del Nuevo Testamento que la prueban?
7. ¿En qué diferentes sentidos se aplica a Dios el nombre de «Padre»?
8. ¿Qué obras se atribuyen de un modo especial a cada una de las Personas de la Trinidad?
9. ¿En qué distintos sentidos el término «Hijo» es aplicado a Cristo?
10. ¿Cuál es la característica especial de cada una de las Personas?

11. ¿Cómo puede usted probar que el Espíritu Santo es una Persona?

DIOS EN TRES PERSONAS: LA TRINIDAD

¿CÓMO PUEDE DIOS SER TRES PERSONAS Y SIN EMBARGO UN SOLO DIOS?

Los capítulos precedentes han considerado muchos atributos de Dios; pero si entendemos sólo esos atributos, no comprenderemos apropiadamente a Dios, porque no entenderíamos que Dios, en su mismo ser, siempre ha existido como más de una persona. De hecho, Dios existe como tres personas, y sin embargo es un solo Dios.
Es importante recordar la doctrina de la Trinidad en conexión con el estudio de los atributos de Dios. Cuando pensamos de Dios como eterno, omnipresente, omnipotente, etcétera, podemos tener la tendencia a pensar sólo en Dios Padre en conexión con esos atributos. Pero la enseñanza bíblica sobre la Trinidad nos dice que todos los atributos de Dios son verdad de las tres personas, porque cada una es plenamente Dios.
Por tanto, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo son también eternos, omnipresentes, omnipotentes, infinitamente sabios, infinitamente santos, infinitamente amor, omniscientes, y todo lo demás.
La doctrina de la Trinidad es una de las doctrinas más importantes de la fe cristiana.
El estudio de las enseñanzas bíblicas sobre la Trinidad nos da una noción más profunda del asunto que es el centro de toda nuestra búsqueda de Dios: ¿cómo es Dios en sí mismo? Aquí aprendemos que en sí mismo, en su propio ser, Dios existe en las personas de Padre, Hijo y Espíritu Santo, y sin embargo es un solo Dios.
EXPLICACIÓN Y BASE BÍBLICA
Podemos definir la doctrina de la Trinidad como sigue: Dios existe eternamente como tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y cada persona es plenamente Dios, y hay sólo un Dios.

LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD SE REVELA PROGRESIVAMENTE EN LA BIBLIA.

REVELACIÓN PARCIAL EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.
La palabra Trinidad nunca se halla en la Biblia, aunque la idea que denota la palabra se enseña en muchos lugares.
La palabra Trinidad quiere decir «tri-unidad» o «tres en uno». Se usa para resumir la enseñanza bíblica de que Dios es tres personas y sin embargo un solo Dios.
A veces algunos piensan que la doctrina de la Trinidad se halla sólo en el Nuevo Testamento, y no en el Antiguo. Si Dios ha existido eternamente como tres personas, sería sorprendente no hallar indicaciones de eso en el Antiguo Testamento.
Aunque la doctrina de la Trinidad no se halla explícitamente en el Antiguo Testamento, varios pasajes sugieren o incluso implican que Dios existe como más de una persona.
Por ejemplo, según Génesis 1:26, Dios dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza». ¿Qué significa el verbo en plural (<hagamos») y el pronombre plural (<nuestra»)? Algunos han sugerido que son plurales de majestad, una forma de hablar que el rey solía usar para decir, por ejemplo: «Nos complace concederte tu petición».
Sin embargo, en el hebreo del Antiguo Testamento no hay otros ejemplos de que un monarca use verbos plurales o pronombres plurales para referirse a sí mismo con un «plural de majestad», así que esta opinión no tiene evidencia que la respalde. Otra opinión es que Dios aquí está hablándole a los ángeles.
Pero los ángeles no participaron la creación del hombre, ni tampoco el hombre fue creado a imagen y semejanza de los ángeles, así que esta idea no es convincente. La mejor explicación es que ya en el primer capítulo de Génesis tenemos una indicación de una pluralidad de personas en Dios mismo. No se nos dice cuántas personas, y no tenemos nada que se acerque a una doctrina completa de la Trinidad, pero se implica que interviene más de una persona.
Lo mismo se puede decir de Génesis 3: 22 (El ser humano ha llegado a ser como uno de nosotros, pues tiene conocimiento del bien y del mal»), Génesis 11: 7 (Será mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos»), e Isaías 6: 8
(¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?»). (Note la combinación de singular y plural en la misma oración del último pasaje).
Es más, hay pasajes en donde a una persona se le llama «Dios» o «el Señor», y se distingue de otra persona de quien también se dice que es Dios. En Salmo 45: 6-7 el salmista dice: «Tu trono, oh Dios, permanece para siempre; Tú amas la justicia y odias la maldad; por eso Dios te escogió a ti y no a tus compañeros, ¡tu Dios te ungió con perfume de alegría!»
Aquí el Salmo va más allá de describir algo que pudiera ser cierto de un rey terrenal y llama al rey «Dios» (v. 6), cuyo trono durará «para siempre». Pero luego, hablando a la persona que llama «Dios», el autor dice que «por eso Dios te escogió a ti y no a tus compañeros» (v. 7). Así que a dos personas separadas se les llama «Dios» (heb. Elohim).
En el Nuevo Testamento, el autor de Hebreos cita este pasaje y lo aplica a Cristo: «Tu trono, oh Dios, permanece por los siglos de los siglos» (Heb 1: 8).
NOTA: Tanto Alejandro Magno (en 152 a.C.) y el rey Demetrio (alrededor de 145 a.C.) se refieren a sí mismos de esta manera, por ejemplo, en el texto de Mac 10: 19 y 11:3 1 en la Septuaginta, pero esto es griego, no hebreo, y fue escrito mucho después de Génesis.
Con referencia a la sugerencia del plural de majestad: «El plural que usa Dios en Génesis 1: 26; 11: 7, Isaías 6: 8 se ha explicado incorrectamente de esta manera». Ellos entienden Gn 1: 26 como «un plural de auto deliberación». Mi propia investigación extensa de interpretación judía subsecuente en el Talmud de Babilonia, los targúmenes y la midrash mostraron sólo que los intérpretes rabínicos posteriores no lograron llegar a algún acuerdo de ninguna interpretación satisfactoria de este pasaje, aunque las interpretaciones del «plural de majestad» y de «Dios hablándole a los ángeles» se sugirieron comúnmente.
«El plural "nosotros' fue considerado por los padres y primeros teólogos casi unánimemente como indicativo de la Trinidad» [Keil and Delitzsch, 01d Testament Commentaries (Associated Publishers and Authors, Grand Rapids, n. f. J, 1: 48, con objeciones a otras posiciones y una afirmación de que Gn 1: 26 contiene «la verdad que yace en el cimiento de la noción trinitaria».
La RSV (en inglés) traduce Sal 45:6: «Tu trono divino permanece para siempre y siempre», pero esta es una traducción altamente improbable porque exige que se entienda el sustantivo hebreo para «trono» en estado. Constructo, algo extremadamente inusual cuando un sustantivo tiene un sufijo pronominal, como lo tiene este.
La traducción de la RSV se aceptaría sólo debido a una presuposición teológica (que el salmista del Antiguo Testamento no podía predecir un rey mesiánico plenamente divino), pero no en base al lenguaje o la gramática. La RVR, NVI y VP toman todas el versículo en su sentido llano, directo, como también las traducciones antiguas en Heb 1: 8.
DerekKidner, Psalms 1-72 TaTe (lnter-Varsity Press, Londres, 1973), p. 172, dice que este versículo es «un ejemplo del lenguaje del Antiguo Testamento desbordándose de sus orillas, para exigir más que un cumplimiento humano», y «esta paradoja es consistente con la encarnación, pero mistificante en todo otro contexto».
Aunque a algunos reyes antiguos, tales como los faraones egipcios, a veces se les trataba como «dioses», esto era parte de la falsedad conectada con la idolatría pagana, y no se debería confundir con Sal 45 , que es parte de la Biblia y por consiguiente verdad.
La traducción sugerida de Heb 1:8 en el margen de la RSV (en inglés): «Dios es tu trono para siempre jamás», aunque posible gramaticalmente, es completamente inconsistente con el pensamiento tanto del Antiguo como del Nuevo Testamentos; el Dios poderoso que creó todo y gobierno supremo sobre el universo jamás sería meramente un «trono» para algún otro.
El pensamiento en sí mismos es deshonroso para Dios, y por cierto ni siquiera se lo debería considerar como una traducción posiblemente apropiada.
De modo similar en el Salmo 110: 1 David dice: «Así dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies». Jesús apropiadamente entiende que David se refiere a dos personas separadas como «Señor» (Mt 22: 41-46), pero ¿quién es el «Señor» de David si no Dios mismo?
¿Y quién podría decirle a Dios: «Siéntate a mi derecha» excepto alguien que sea también completamente Dios? Desde la perspectiva del Nuevo Testamento podemos parafrasear este versículo: «Dios Padre le dijo a Dios Hijo: "Siéntate a mi derecha». Pero incluso sin la enseñanza del Nuevo Testamento sobre la Trinidad, parece claro que David estaba consciente de una pluralidad de personas en un solo Dios. Jesús, por supuesto, entendía esto, pero cuando les pidió a los fariseos una explicación de este pasaje, «nadie pudo responderle ni una sola palabra, y desde ese día ninguno se atrevía a hacerle más preguntas) (Mt 22: 46).
A menos que estén dispuestos a reconocer una pluralidad de personas en un solo Dios, los intérpretes judíos de la Biblia hasta este día no tienen una explicación más satisfactoria del Salmo 110: 1 (o de Gn 1: 26, o de los demás pasajes que acabamos de considerar) que la que tuvieron en el día de Jesús.
Isaías 63: 10 dice del pueblo de Dios que «se rebelaron y afligieron a su santo Espíritu), al parecer sugiriendo que el Espíritu Santo es otra persona distinta de Dios mismo (es «su santo Espíritu), y que a este Espíritu santo lo «afligieron), lo que sugiere característica de capacidades emocionales de una persona distinta.
(Is 61:1 también distingue «El Espíritu del Señor omnipotente) de «del Señor), aunque en ese versículo no se le atribuye ninguna cualidad personal al Espíritu del Señor).
Evidencia similar se halla en Malaquías, en donde el Señor dice: «El Señor Todopoderoso responde: «Yo estoy por enviar a mi mensajero para que prepare el camino delante de mí. De pronto vendrá a su templo el Señor a quien ustedes buscan; vendrá el mensajero del pacto, en quien ustedes se complacen) (Mal 3: 1-2). Aquí, de nuevo, el que habla (<el Señor Todopoderoso) se distingue a sí mismo del «Señor a quien ustedes buscan), lo que sugiere dos personas separadas, a ambas de las cuales se les llama «Señal).
En Oseas 1:7 el Señor está hablando, y dice de la casa de Judá: «la salvaré por medio del Señor su Dios), de nuevo sugiriendo que a más de una persona se le puede llamar «Seña!) (heb. Yahvé y «Dios) (Elohim).
Y en Isaías 48:16 el que habla (evidentemente el siervo del Señor) dice: «Y ahora el Señor omnipotente me ha enviado con su Espíritu».5 Aquí el Espíritu del Señor, como el siervo del Señor, ha sido «enviado» por el Señor Dios en una misión en particular. El paralelo entre los dos objetos del envío (a mí» y «a su espíritu») encajaría con el concepto de ver a ambos como personas distintas; parece significar más que simplemente «el Señor me ha enviado a mí y a su poder».
De hecho, desde una perspectiva completa del Nuevo Testamento (que reconoce a Jesús el Mesías como el verdadero siervo del Señor que predicen las profecías de Isaías), Isaías 48: 16 tiene implicaciones trinitarias: «y ahora el Señor omnipotente me ha enviado con su Espíritu», si las dice Jesús el Hijo de Dios, se refiere a las tres personas de la Trinidad.
Todavía más, varios pasajes del Antiguo Testamento que hablan del «ángel del Señor» sugieren una pluralidad de personas en Dios. La palabra que se traduce «ángel» (heb. Malak) significa simplemente «mensajero». Si el ángel del Señor es un «mensajero» del Señor, él es distinto del Señor mismo.
Sin embargo en algún momento al ángel del Señor se le llama «Dios» o «el Señor» (vea Gn 16:13; Éx 3: 2-6; 23: 20-22 [note «mi nombre está en él» en v. 21, RVR 1960]; Nm 22: 35 con 38;Jue 2:1-2; 6:11 con 14). En otros puntos en el Antiguo Testamento «el ángel del Señor» simplemente se refiere a un ángel creado, pero por lo menos en estos pasajes del ángel especial (o «mensajero») del Señor parece ser una persona distinta que es plenamente divina.
Uno de los pasajes más disputados del Antiguo Testamento que podría mostrar personalidad distinta para más de una persona es Proverbios 8: 22-31. Aunque en la parte anterior del capítulo se podría entender solo como una personificación de la «sabiduría» para efecto literario, que muestra a la sabiduría llamando al sencillo e invitándole a aprender, vv. 21-31, uno podría argüir, dice cosas en cuanto a la «sabiduría» que parecen ir más allá de la mera personificación.
Hablando del tiempo cuando Dios creó la tierra, la «sabiduría» dice: «Allí estaba yo, afirmando su obra. Día tras día me llenaba yo de alegría, siempre disfrutaba de estar en su presencia; me regocijaba en el mundo que él creó; ¡en el género humano me deleitaba!» (Pr 8: 30-31).
Su obrar como un «artesano» al lado de Dios en la creación sugiere la idea de una personalidad distinta, y las frases que siguen pudieran parecer incluso más convincentes, porque sólo una persona puede decir «Día tras día me llenaba yo de alegría», y puede regocijarse en el mundo y deleitarse en la humanidad.
Pero si decidimos que «sabiduría» aquí se refiere al Hijo de Dios antes de que encamara, hay una dificultad. Los versículos 22-25 (VP) parecen hablar de la creación de esta persona a la que se le llama «sabiduría»:
NOTA: La traducción de Is 48: 16 en la RVR reproduce tanto el sentido literal de las palabras hebreas y el orden de palabras del texto hebreo.
La traducción de la NVI, «con su Espíritu» no la exige el texto hebreo y tiende a oscurecer los pensamientos paralelos del Señor enviándome «a mí» y «a su Espíritu». La palabra con en la NVI es interpretación de los traductores de la conjunción hebrea ve, que más comúnmente significa «y». La palabra hebrea común para «con» (im) no aparece en este pasaje.
En respuesta a estos argumentos uno pudiera argumentar que hay personificaciones similarmente detalladas de la sabiduría en Pr 8: 1-12 y 9: 1-6, y de la necedad en Pr 9: 13-18, y ningún intérprete entiende que éstas sean personas reales. Por consiguiente, Pr 8: 22-31 no representa a una persona real tampoco.
Este argumento me parece convincente, pero he incluido el siguiente párrafo debido a que Pr 8: 22-31 tiene una larga historia de intérpretes que piensan que se refiere a Dios Hijo.
El Señor Me Creó Al Principio De Su Obra, Antes De Que Él Comenzara A Crearlo Todo. Me Formó En El Principio Del Tiempo, Antes De Que Creara La Tierra. Me Engendró Antes De Que Existieran Los Grandes Mares, Antes De Que Brotaran Los Ríos Y Los Manantiales. Antes De Afirmar Los Cerros Y Los Montes, El Señor Ya Me Había Engendrado.
¿No indica esto que esta «sabiduría» fue creada?
En realidad, no. La palabra hebrea que comúnmente quiere decir «crear» (bará) no se usa en el versículo 22. La palabra que usa es kaná, que aparece ochenta y cuatro veces en el Antiguo Testamento y casi siempre significa «conseguir, adquirir».
La LBLA es más clara aquí: «El Señor me poseyó al principio de su camino» (de modo similar RVR 1960). (Note este sentido de la palabra en Gn 39:1; Éx 21:2; Pr 4:5, 7; 23:23; Ec 2:7; 1s 1:3 (dueño). Este es un sentido legítimo y, si se entiende la sabiduría como una persona real, significaría sólo que Dios Padre empezó a dirigir y hacer uso de la poderosa obra creadora de Dios Hijo en el tiempo en que empezó la creación; el Padre convocó al Hijo para que trabajara con él en la actividad de la creación. La expresión «me engendró» en los versículos 24 y 25 es un término diferente pero podría llevar un significado similar; el Padre empezó a dirigir y hacer uso de la obra poderosa creadora del Hijo en la creación del universo.
REVELACIÓN MÁS COMPLETA DE LA TRINIDAD EN EL NUEVO TESTAMENTO.
Cuando empieza el Nuevo Testamento, entramos en la historia de la venida del Hijo de Dios a la tierra. Era de esperarse que este gran suceso estuviera acompañado de enseñanza más explícita en cuanto a la naturaleza trinitaria de Dios, y eso es en efecto lo que hallamos.
Antes de mirar esto en detalle, podemos simplemente mencionar varios pasajes en donde se mencionan juntas a las tres personas de la Trinidad.
Cuando Jesús se bautizó, «en ese momento se abrió el cielo, y él vio al Espíritu de Dios bajar como una paloma y posarse sobre él. Yuna voz del cielo decía: "Éste es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él"» (Mt 3: 16-17). Aquí, en un mismo momento, tenemos a los tres miembros de la Trinidad desempeñando tres actividades distintas.
Dios Padre habla desde el cielo; Dios Hijo está siendo bautizado y el Padre le habla desde el cielo; y Dios Espíritu Santo desciende del cielo para posarse y capacitar a Jesús para su ministerio.
Al final de su ministerio terrenal, Jesús dice a sus discípulos que «vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28:19). Los mismos nombres «Padre» e «Hijo», tomados de la familia, la más familiar de las instituciones humanas, indican muy fuertemente.
NOTA: La confusión que rodea la traducción del versículo parece haber sido causada por la traducción inusual de la Septuaginta, que usó ktizo (crear) antes que la traducción usual ktaomai, «adquirir, tomar posesión de») para traducir el término hebreo en este versículo.
Kaná aparece ochenta y cuatro veces en el Antiguo Testamento hebreo y se traduce más de veintisiete veces con ktaomai pero sólo tres veces por ktizo (Gn 14: 19; Pr 8: 22; Jer 39 (32):15), todas las cuales son traducciones cuestionables. Las otras traducciones del Antiguo Testamento por Aquila, Símaco y Teodosio todas tienen ktaomai en Pr 8:22.
Que el Padre y el Hijo son personas distintas. Cuando se pone al «Espíritu Santo» en la misma expresión y en el mismo nivel de las otras dos personas, es dificil evadir la conclusión de que al Espíritu Santo también se le ve como una persona de igual posición que el Padre y el Hijo.
Cuando nos damos cuenta de que los autores del Nuevo Testamento generalmente usan el nombre «Dios» (gr. Teos) para referirse a Dios Padre y el nombre «Señor» (gr. kurios), para referirse a Dios Hijo, es claro que hay otra expresión trinitaria en 1ª Corintios 12:  4-6: «Ahora bien, hay diversos dones, pero un mismo Espíritu.
Hay diversas maneras de servir, pero un mismo Señor. Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos».
De modo similar, el último versículo de 2ª Corintios es una expresión trinitaria: «Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes» (2ª Co 13:14). Vemos a las tres personas mencionadas separadamente en Efesios 4: 4-6 igualmente: «Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos».
A todas las tres personas de la Trinidad se las mencionan juntas en la frase de apertura de 1ª Pedro: «Según la previsión de Dios el Padre, mediante la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser redimidos por su sangre» (1ª P 1: 2).
Y en Judas 20-21 leemos: «Ustedes, en cambio, queridos hermanos, manténganse en el amor de Dios, edificándose sobre la base de su santísima fe y orando en el Espíritu Santo, mientras esperan que nuestro Señor Jesucristo, en su misericordia, les conceda vida eterna».
Sin embargo, la traducción de la RVR 1960 de 1Jn 5:7 no se debe usar en esta conexión. Dice: «Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno».
El problema con esta traducción es que se basa en un número muy pequeño de manuscritos griegos no confiables, el más antiguo de los cuales procede del siglo XIV d.C. Ninguna traducción moderna en inglés incluye esta traducción, y todas la omiten, como también la mayoría de los manuscritos griegos de las principales tradiciones del texto, incluyendo varios manuscritos muy confiables del IV YV siglo d.C., y también citas incluidas por los padres tales como Ireneo (ca. 202 d.C.), Clemente de Alejandría (ca. 212 d.C.), Tertuliano (murió después del 220 d.C.), y el gran defensor de la Trinidad, Atanasia (373 d.C.).

TRES DECLARACIONES RESUMEN LA ENSEÑANZA BÍBLICA

En un sentido la doctrina de la Trinidad es un misterio que jamás podremos entender
por completo. Sin embargo, podemos entender algo de su verdad resumiendo
las enseñanzas de la Biblia en tres afirmaciones:
1. Dios es tres personas
2. Cada persona es plenamente Dios
3. Hay sólo un Dios

La siguiente sección desarrollará en más detalle cada una de estas afirmaciones.

DIOS ES TRES PERSONAS.

INTRODUCCIÓN
El hecho de que Dios es tres personas quiere decir que el Padre no es el Hijo; son personas distintas. También quiere decir que el Padre no es el Espíritu Santo, sino que son personas distintas. y quiere decir que el Hijo no es el Espíritu Santo.
Estas distinciones se ven en varios de los pasajes citados en la sección anterior tanto como en muchos otros pasajes adicionales del Nuevo Testamento.
Juan 1: 1-2 nos dice: «En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios». El hecho de que el «Verbo» (que en los vv. 9-18 se ve que es Cristo) está «con» Dios muestra distinción entre él y Dios Padre. En Juan 17: 24, Jesús habla a Dios Padre acerca de «mi gloria, la gloria que me has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo», mostrando de este modo distinción de personas que participan de la gloria, y en una relación de amor entre Padre e Hijo antes de que el mundo fuera creado.
Se nos dice que Jesús continúa como nuestro Sumo Sacerdote y Abogado ante Dios Padre: «Si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo» (1ª Jn2: 1). Cristo es el que «también puede salvar por completo a las que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos» (Heb 7:25). Sin embargo, a fin de interceder por nosotros ante Dios Padre, es necesario que Cristo sea una persona distinta del Padre.
ES MÁS, EL PADRE NO ES EL ESPÍRITU SANTO, Y EL HIJO NO ES EL ESPÍRITU SANTO.
Se les distingue en varios versículos. Jesús dijo: «Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho» Gn 14:26). El Espíritu Santo también ora o «intercede» por nosotros (Ro 8:27), lo que indica una distinción entre el Espíritu Santo y Dios Padre ante quien se hace la intercesión.
Finalmente, el hecho de que el Hijo no es el Espíritu Santo también se indica en los varios pasajes trinitarios mencionados antes, tales como la gran comisión (Mt 28: 19), y en los pasajes que indican que Cristo volvió al cielo y luego envió al Espíritu Santo a la iglesia. Jesús dijo: «Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes» Gn 16:7).
Algunos han cuestionado si el Espíritu Santo en verdad es una persona distinta, antes que simplemente el «poder» o «fuerza» de Dios en acción en el mundo. Pero el Nuevo Testamento es muy claro y fuerte. 9 Primero están los varios versículos mencionados anteriormente, en donde se pone al Espíritu Santo en una relación de coordinación con el Padre y el Hijo (Mt 28: 19; 1ª Co 12: 4-6; 2ª Ca 13: 14; Ef. 4: 4-6; 1ª P 1: 2); puesto que el Padre y el Hijo son personas, la expresión coordinada intima fuertemente que el Espíritu Santo también es una persona.
Luego hay lugares donde el pronombre masculino él (gr. ekeinos) se le aplica al Espíritu Santo Gn 14: 26; 15: 26; 16: 13-14), lo que uno no esperaría de las reglas de la gramática griega, porque el sustantivo «espíritu» (gr. pneuma) es neutro, no masculino, y ordinariamente se le añadiría el pronombre neutro ekeino. Es más, el nombre Consejero o Consolador (gr. parakletos) es un término que comúnmente se usa para hablar de una persona que ayuda o da consuelo o consejo a otra persona o personas, pero se usa para referirse al Espíritu Santo en el Evangelio de Juan (14: 16, 26; 15: 26; 16: 7).
También al Espíritu Santo se le adscriben otras actividades personales, tales como enseñar Gn 14:26), dar testimonio Gn 15: 26; Ro 8: 16), interceder u orar a favor de otros (Ro 8: 26-27), escudriñar las profundidades de Dios (1a Co 2: 10), conocer los pensamientos de Dios (1a Co 2: 11), decidir repartir algunos dones a algunos y otros dones a otros (1a Co 12:11), prohibir o no permitir ciertas actividades (HH. 16: 6-7), hablar (Hch 8: 29; 13:2; y muchas veces en el Antiguo y Nuevo Testamentos), evaluar y aprobar un curso sabio de acción (Hch 15:28), y entristecerse por el pecado en la vida de los creyentes (Ef 4: 30).
Finalmente, si se entiende que el Espíritu Santo es simplemente el poder de Dios, antes que una persona distinta, entonces toda una serie de pasajes no tendrían sentido, porque en ellos el Espíritu Santo y su poder o el poder de Dios se mencionan juntos. Por ejemplo, Lucas 4: 14: Jesús regresó a Galilea en el poder del Espíritu» estaría diciendo: Jesús regresó a Galilea en el poder del poder».
En Hechos 10:38: «Me refiero a Jesús de Nazaret: cómo lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder», significaría: «Me refiero a Jesús de Nazaret: cómo lo ungió Dios con el poder de Dios y con poder» (vea también Ro 15: 13; 1a Co 2: 4).
Aunque tantos pasajes claramente distinguen al Espíritu Santo de los otros miembros de la Trinidad, un versículo dificil ha sido 2a Corintios 3: 17: «Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad».
Los intérpretes a menudo han dado por sentado que «el Señor» aquí significa Cristo, porque Pablo frecuentemente usa «el Señor» para referirse a Cristo. Pero probablemente ese no es el caso aquí, porque se pudiera elaborar un buen argumento partiendo de la gramática y del contexto para decir que este versículo se traduce mejor con el Espíritu Santo como sujeto: «Ahora bien, el Espíritu es el Señor».
En este caso, Pablo estaría diciendo que el Espíritu Santo es también «Yahvé» (o Jehová»), el Señor del Antiguo Testamento (note el claro trasfondo del Antiguo Testamento en este contexto, empezando en el v. 7). Teológicamente esto sería muy aceptable, porque se podría decir con verdad que así como Dios Padre es «Señor» y Dios Hijo es «Señor» (en el pleno sentido del Antiguo Testamento de «Señor» como nombre de Dios), también el Espíritu Santo es aquel a quien se llama «Señor» en el Antiguo Testamento; y es el Espíritu Santo el que nos manifiesta especialmente la presencia del Señor en esta era del nuevo pacto.
NOTA: Gramaticalmente tanto «el Espíritu» (to pneuma) y «el Señor» )o kurios) están en caso nominativo, que es el caso que toman tanto el sujeto como el sustantivo predicado en una oración con el verbo «ser». El orden de las palabras no indica el sujeto en el griego como lo hace en inglés. El artículo definido (o, «Él») antes de «Señor» aquí probablemente en anafórico (es decir, se refiere hacia atrás a la mención previa del «Señor» en el v. 16. Y dice que el Espíritu es «el Señor» que se acaba de mencionar en la oración previa). (Vea Murray Harris, «2a Corinthians», en EBC 10: 338-39).
0tra posible interpretación es decir que está hablando de la función de Cristo y la función del Espíritu Santo como tan estrechamente relacionadas en la edad del Nuevo Testamento que se puede hablar de ambas como de un solo propósito. El versículo entonces significaría algo como: Al Señor Jesús se le ve y se le conoce en esta edad mediante la actividad del Espíritu Santo, porque la función del Espíritu Santo es glorificar a Cristo».

Pero esta es una interpretación menos persuasiva, puesto que parece improbable que Pablo hablaría de una identidad de función de una manera tan oscura, o incluso que Pablo quisiera decir que la obra de Cristo y la obra del Espíritu son idénticas.

CADA PERSONA ES PLENAMENTE DIOS.

Además del hecho de que las tres personas son distintas, el testimonio abundante de la Biblia es que cada persona es también plenamente Dios.
Primero, Dios Padre es claramente Dios. Esto es evidente del primer versículo de la Biblia, en donde Dios creó los cielos y la tierra. Es evidente por todo el Antiguo y Nuevo Testamentos, en donde a Dios Padre claramente se le ve como Señor soberano sobre todo y en donde Jesús ora al Padre celestial.
Luego, el Hijo es plenamente Dios. Aunque este punto se desarrollará con mayor detalle en el capítulo 26, «La persona de Cristo», en este punto podemos brevemente notar varios pasajes explícitos. Juan 1: 1-4 claramente afirma la plena deidad de Cristo:
En El Principio Ya Existía El Verbo, Y El Verbo Estaba Con Dios, Y El Verbo Era Dios. Él Estaba Con Dios En El Principio. Por Medio De Él Todas Las Cosas Fueron Creadas; Sin Él, Nada De Lo Creado Llegó A Existir.En Él Estaba La Vida, Y La Vida Era La Luz De La Humanidad.
Aquí a Cristo se le menciona como «el Verbo», y Juan dice tanto que él estaba «con Dios» y que él «era Dios». El texto griego hace eco de las palabras de apertura de Génesis 1: 1: (En el principio) y nos recuerda que Juan está hablando de algo que fue cierto antes de que el mundo fuera hecho. Dios Hijo siempre fue plenamente Dios.
Los Testigos de Jehová han cuestionado la traducción «el Verbo era Dios», y lo traducen como «la Palabra era un Dios» implicando que el Verbo era simplemente un ser celestial pero no plenamente divino. Justifican su traducción señalando el hecho de que el artículo definido (gr.jo, «el») no aparece antes de la palabra griega Teos (Dios).
Dicen que, por consiguiente, Teos se debe traducir «un Dios». Sin embargo, ningún erudito griego reconocido ha seguido tal interpretación, porque es de conocimiento común que la oración sigue una regla general de la gramática griega, y la ausencia del artículo definido solo indica que «Dios» es el predicado antes que el sujeto de la oración. (Una publicación reciente de los Testigos de Jehová ahora reconocen la regla gramatical pertinente pero continúan afirmando de todas maneras su posición en cuanto a Juan 1: 1).
NOTA: Esta regla (llamada «regla de Colwell») se considera tan temprano como el capítulo 6 de una gramática griega introductoria regular; Vea John Wenham, The Elements of New Testament Greek (Cambridge University Press, Cambridge, 1965), p. 35; también BDF 273. La regla es sencillamente que en dos oraciones con el verbo conjuntivo ser (tal como el gr. jeimí), un sustantivo definido predicado parlo general dejará fuera el artículo definido cuando precede al verbo, pero el sujeto de la oración, si es definido, retiene el articulo definido. Así que si Juan hubiera querido decir:
«El Verbo era Dios», Juan 1:1 es exactamente como lo hubiera dicho. (Estudios gramaticales recientes han confirmado e incluso fortalecido la regla original de Colwell; vea Lane C. McGaughy, Toward a Descriptive Analysis of BINAI as a Linking Verb in the New Testament [SBLDS 6; SBL, Missoula, Mont., 1972J, esp. pp. 49-53, 73-77; Y la revisión importante de este libro por E. V. N. Goetchius en JBL 95 [1976]: 147-49.)
Por supuesto, si Juan hubiera querido decir: «el verbo era un dios}} (con un predicado indefinido, «un dios»), lo hubiera escrito también de esta manera, puesto que no habría habido artículo definido para dejar fuera en primer lugar.
La irregularidad de la posición de los Testigos de Jehová se puede ver además en su traducción del resto del capítulo. Por varias otras razones gramaticales, la palabra Teos también carece de artículo definido en otros lugares de este capítulo, tales como el versículo 6 (Vino un hombre llamado Juan. Dios lo envió), versículo 12 (les dio el derecho de ser hijos de Dios), versículo 13 (sino que nacen de Dios), y versículo 18 (A Dios nadie lo ha visto nunca).
Si los Testigos de Jehová fueran consistentes en su argumentación en cuanto a la ausencia del artículo definido, deberían haber traducido todos éstos casos con la frase «un dios», pero en cada uno de estos casos traducen «Dios».
Juan 20: 28 en su contexto también es una fuerte prueba de la deidad de Cristo.
Tomás había dudado de los informes de los otros discípulos de que habían visto a Jesús resucitado de los muertos, y dijo que no creería a menos que pudiera ver las huellas de los clavos en las manos de Jesús y poner su mano en su costado herido Jn 20: 25).
Después Jesús se apareció a los discípulos cuando Tomás estaba con ellos. Le dijo a Tomás: «Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe» Jn 20:27). En respuesta a esto, leemos que Tomás exclamó: «¡Señor mío y Dios mío!» Jn 20:28).
Aquí Tomás llamó a Jesús «Dios mío». La narración muestra que tanto Juan al escribir su Evangelio y Jesús mismo aprobó lo que Tomás había dicho y alentó a todos los que lugar. Pero si ese fuera el caso, habría en el contexto algunos indicios de que Juan está usando la palabra Teas para hablar de un ser celestial que no era plenamente divino. Así que la pregunta surge: ¿De qué clase de Dios (o «dios») está hablando Juan en este contexto? ¿Está hablando del Dios uno y verdadero que creó los cielos y la tierra?
En ese caso, Teas era definido y dejó fuera el artículo definido para mostrar que era el sustantivo predicado. ¿O acaso Está Juan hablando de algún otro ser celestial (un dios») que no es el Dios uno y verdadero? En ese caso Teas fue indefinido y nunca tuvo el artículo definido en primer lugar.
El contexto decide este asunto claramente. De los otros usos de la palabra Teas para indicar «Dios» en los vv. 1, 2, 6, 12, 13, y de las palabras de apertura que traen a colación Gn 1: 1 (En el principio»), es claro que Juan está hablando del Dios uno y verdadero que creó los cielos y la tierra. Eso significa que Teas en el v. 2 se debe entender como refiriéndose al mismo Dios por igual.
NOTA: El argumento se halla en un ataque detallado, más bien extenso, contra la doctrina de la Trinidad: Shauld Yau Believe in the Trinity (no se menciona el autor; Watchtower Bible and Tract Society, Brooklyn, N.Y., 1989). Este grupo evidentemente considera este folleto una declaración significativa de su posición, porque en la página 2 indica:
«Primera edición en inglés: 5.000.0000 de ejemplares». El folleto primero presenta el argumento tradicional de que Juan 1:1 se debe traducir «un dios» debido a la ausencia del artículo definido (p. 27).
Pero más adelante reconoce que la regla de Colwell es pertinente para Juan 1: 1 (p. 28) Y allí admite que el contexto, no la ausencia del artículo definido, determina si debemos traducir «El Verbo era Dios) (definido) o «el Verbo era un dios» (indefinido).
Luego argumenta como sigue: «cuando el contexto lo requiere, los traductores pueden insertar un artículo indefinido frente al sustantivo en este tipo de estructura de oración. ¿Requiere el contexto un artículo indefinido en Juan 1: 1? Sí, porque el testimonio de la Biblia entera es que Jesús no es el Dios Todopoderoso)(p. 28).
Debemos notar cuidadosamente la debilidad de este argumento: admiten que el contexto es decisivo, pero luego no citan ni un ápice de evidencia del contexto de Juan 1: 1. Más bien, simplemente aseveran de nuevo su conclusión en cuanto a «la Biblia entera). Si concuerdan que el contexto es decisivo, pero no pueden hallar nada en este contexto que respalde su punto de vista, simplemente han perdido el debate.
Por consiguiente, habiendo reconocido la regla de Colwell, con todo se aferran a su punto de vista sobre Juan 1: 1, sin ninguna evidencia que los respalde. Merrarse a un punto de vista sin evidencia que la respalde es simplemente irracional.
El folleto como un todo dará la apariencia de una obra escolástica para laicos, puesto que cita a docenas de teólogos y obras de referencia académica (siempre sin ninguna documentación adecuada). Sin embargo, muchas citas se toman fuera de contexto y se las hace decir algo que los autores jamás intentaron, y otras son de eruditos católicos o protestantes de teología liberal que igualmente cuestionan la doctrina de la Trinidad y la veracidad de la Biblia.
Y oyeron a Tomás a creer lo mismo que Tomás. Jesús de inmediato le responde a Tomás: «Porque me has visto, has creído dichosos los que no han visto y sin embargo creen» Jn 20: 29). En lo que a Juan atañe, este es el dramático punto cumbre del evangelio, porque inmediatamente le dice al lector, yen el mismo siguiente versículo, que esta es la razón por la que escribió:
Jesús Hizo Muchas Otras Señales Milagrosas En Presencia De Sus Discípulos, Las Cuales No Están Registradas En Este Libro. Pero Éstas Se Han Escrito Para Que Ustedes Crean Que Jesús Es El Cristo, El Hijo De Dios, Y Para Que Al Creer En Su Nombre Tengan Vida Jn 20: 30-31).
Jesús habla de los que no le verán y sin embargo creerán, y Juan de inmediato le dice a los lectores que ha incluido los acontecimientos escritos en su Evangelio para que ellos puedan creer también de esta manera, imitando a Tomás en su confesión de fe. En otras palabras, todo el evangelio fue escrito para persuadir a las personas a imitar a Tomás, que sinceramente llamó a Jesús: «Señor mío y Dios mío».
Debido a que Juan presenta esto como el propósito de su evangelio, la oración cobra fuerza adicional.
Otros pasajes que hablan de Jesús como plenamente divino incluyen Hebreos 1, en donde el autor dice que Cristo es la «fiel imagen» (v. 3, gr. karákter, «duplicado exacto») de la naturaleza o ser (gr. jupostasis) de Dios; lo que quiere decir que Dios Hijo duplica exactamente el ser o la naturaleza de Dios Padre en todo detalle; cualquier atributo o poder que Dios Padre tiene, Dios Hijo lo tiene por igual. El autor pasa a referirse al Hijo como «Dios» en el versículo 8 (Pero con respecto al Hijo dice: «Tu trono, oh Dios, permanece por los siglos de los siglos»), y le atribuye a Cristo la creación de los cielos cuando dice de él: «En el principio, oh Señor, tú afirmaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos» (Heb 1: 10, citando Sal 102: 25).
Tito 2: 13 se refiere a «nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo», y 2ª Pedro 1: 1 habla de «la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo». Romanos 9: 5, hablando del pueblo judío, dice: «De ellos son los patriarcas, y de ellos, según la naturaleza humana, nació Cristo, quien es Dios sobre todas las cosas. !¡Alabado sea por siempre! Amén».
NOTA: El folleto de los Testigos de Jehová Should You Believe in the Trinity? ofrece dos explicaciones para Juan 20: 28:
(1) «Para Tomás Jesús era como «un dios», especialmente en la circunstancia milagrosa que motivó su exclamación» (p. 29). Pero esta explicación no convence, porque Tomás no dijo: «tú eres como un dios», sino más bien llamó a Jesús «Dios mío», El texto griego tiene el artículo definido (no se puede traducir «un dios») y es explícito: Teos mou no es «un Dios mío» si no «mi Dios».
(2) La segunda explicación que ofrecen es que «Tomás tal vez simplemente lanzó una exclamación emocional de asombro, dicha a Jesús pero dirigida a Dios» (ibid.). La segunda parte de esta oración: «dicha a Jesús pero dirigida a Dios», es simplemente incoherente; puede querer decir: «dicha a Jesús pero no dicha a Jesús), lo que no es solo contradictorio en sí mismo, sino también imposible; si Tomás estaba hablando con Jesús también estaba dirigiendo sus palabras a Jesús.
La primera parte de esta oración, la afirmación de que Tomás en realidad no está llamando a Jesús (Dios), sino meramente lanzando una interjección o palabras involuntarias de exclamación, no tiene mérito, porque el versículo dice claramente que Tomás no está hablando al aire sino hablando directamente a Jesús: «Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!» Un 20:28, RVR).
Inmediatamente tanto Jesús como Juan en su escrito elogian a Tomás, ciertamente no por lanzar una interjección sino por creer en Jesús como su Señor y Dios.
Tanto Tito 2: 13 y 2 Pedro 1:1 tienen notas al margen en la RSV en inglés, por las que a Jesús se hace referencia como siendo una persona diferente de «Dios)), y por consiguiente no se le llama Dios: «el gran Dios y nuestro Salvador Jesucristo) (Tit 2:13, margen, RSV) y «nuestro Dios y el Salvador Jesucristo) (2ª P 1: 1, margen, RSV).
Estas traducciones alternas son posibles gramaticalmente pero improbables. Ambos versículos tienen la misma construcción en griego, en la cual un artículo definido gobierna dos sustantivos unidos por la palabra griega para y (kai). En todos los casos en donde se halla esta construcción se ve a los dos sustantivos como unificados de alguna
En el Antiguo Testamento, Isaías 9: 6 predice:
Porque Nos Ha Nacido Un Niño, Se Nos Ha Concedido Un Hijo; La Soberanía Reposará Sobre Sus Hombros, Y Se Le Darán Estos Nombres: Consejero Admirable, Dios Fuerte.
Al aplicarse esta profecía a Cristo, se refiere a él como «Dios fuerte». Note la aplicación similar de los títulos «Señor» y «Dios» en la profecía de la venida del Mesías en Isaías 40: 3: «Preparen en el desierto un camino para el Señor; enderecen en la estepa un sendero para nuestro Dios», citada por Juan el Bautista en preparación para la venida de Cristo en Mateo 3: 3.
En el capítulo 26, abajo, se considerarán muchos otros pasajes, pero estos deberían ser suficientes para demostrar que el Nuevo Testamento claramente se refiere a Cristo como plenamente Dios. Como Pablo dice en Colosenses 2: 9: «Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo».
Luego, el Espíritu Santo también es plenamente Dios. Una vez que entendemos que Dios Padre y Dios Hijo son plenamente Dios, las expresiones trinitarias en versículos como Mateo 28:19 (bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo) cobran significación para la doctrina del Espíritu Santo, porque muestran que al Espíritu Santo se le clasifica en un nivel igual con el Padre y el Hijo.
Esto se puede ver si reconocemos lo inimaginable de que Jesús hubiera dicho algo como: «Bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo y del arcángel Miguel»; esto le habría dado a un ser creado una posición enteramente inapropiada incluso para un arcángel.
Los creyentes en todos los siglos pueden ser bautizados solemne manera, y a menudo son dos nombres separados para la misma persona o cosa. Especialmente significativo es 2ª Pedro 1: 1, porque Pedro usa exactamente la misma construcción otras tres veces en el libro para hablar de «nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (1ª P 1: 11; 2: 20; 3: 18).
En estos otros tres versículos las palabras en griego son exactamente las mismas en todo detalle que excepto la palabra Señor (kurios) se usa en lugar de la palabra Dios (Teos). Si en todas estas otras tres instancias se traducen: <muestro Señor y Salvador Jesucristo, como lo son en todas las principales traducciones, su consistencia en la traducción parece exigir la traducción de 2ª Pedro 1: 1 como: (muestro Dios y Salvador Jesucristo), de nuevo refiriéndose a Cristo como Dios.
En Tito 2:13 Pablo está escribiendo acerca de la esperanza de la segunda venida de Cristo, que los escritores del Nuevo Testamento consistentemente hablan en términos que hacen énfasis en la manifestación de Jesucristo en su gloria, no en términos que recalcan la gloria del Padre.
En el nombre (y por consiguiente en una toma de carácter) de Dios mismo. (Note también los otros pasajes trinitarios mencionados arriba: 1ª Co 12: 4-6; 2ª Co 13: 14; Ef. 4: 4-6; 1ª P 1: 2;Jud 20-21).
En Hechos 5: 3-4 Pedro le pregunta a Ananías: «¿Cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo ¡No has mentido a los hombres sino a Dios!». De acuerdo a las palabras de Pedro, mentirle al Espíritu Santo es mentirle a Dios.
Pablo dice en 1ª Corintios 3: 16: «¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?» El templo de Dios es el lugar donde Dios mismo mora, lo que Pablo explica por el hecho de que «el Espíritu de Dios» mora allí, de este modo evidentemente igualando al Espíritu de Dios con Dios mismo.
David pregunta en Salmo 139:7-8: «¿Adónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿Adónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú». Este pasaje atribuye al Espíritu Santo la característica divina de omnipresencia, algo que no se aplica a ninguna de las criaturas de Dios.
Parece que David está igualando al Espíritu de Dios con la presencia de Dios. Huir del Espíritu de Dios es huir de su presencia, pero si no hay ningún lugar a donde David pueda huir del Espíritu de Dios, entonces él sabe que donde quiera que vaya también tendrá que decir: «Tú estás allí».
Pablo le atribuye al Espíritu Santo la característica divina de omnisciencia en 1ª Corintios 2: 10-11: «El Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios.
En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios [gr. Literalmente «las cosas de Dios»] sino el Espíritu de Dios».
Es más, la actividad de dar el nuevo nacimiento a toda persona que nace de nuevo es obra del Espíritu Santo. Jesús dijo: «Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te sorprendas de que te haya dicho:
"Tienen que nacer de nuevo"» Jn 3: 5-7). Pero la obra de dar vida nueva espiritual a los seres humanos cuando se convierten es algo que sólo Dios puede hacer (1ª Jn 3: 9: «nacido de Dios»). Este pasaje, por consiguiente, da otra indicación de que el Espíritu Santo es plenamente Dios.
Hasta este punto tenemos dos conclusiones, y ambas se enseñan por profusamente toda la Biblia:
1. Dios es tres personas
2. Cada persona es plenamente Dios.
Si la Biblia enseñara sólo estos dos hechos, no habría problema lógico por ningún lado en hacerlos encajar uno con otro, porque la solución obvia sería que hay1A Ti 5: 21 no se debería ver cómo ejemplo contrario a esta afirmación, porque allí Pablo simplemente está advirtiendo a Timoteo en presencia de una hueste de testigo celestiales, tanto divinos como evangélicos, que él sabe que están observando la conducta de Timoteo.
Esto es similar a la mención de Dios y Cristo y los ángeles del cielo y los «justos que han llegado a la perfección» en Heb 12: 22-24, en donde se menciona una gran asamblea celestial.
1ª Ti 5: 21 se debería ver, por consiguiente, como significativamente diferente de los pasajes trinitarios mencionados arriba, puesto que estos pasajes hablan de actividades únicamente divinas, tales como repartir dones a todo creyente (1ª Co 12: 4-6) o tener el nombre en el cual todos los creyentes son bautizados (Mt 28: 19).
Tres dioses. El Padre es plenamente Dios, el Hijo es plenamente Dios, y el Espíritu Santo es plenamente Dios. Tendríamos un sistema en donde hay tres seres igualmente divinos. Tal sistema de creencias se llamaría politeísmo; o, más específicamente, «triteísmo», o la creencia en tres dioses. Pero eso dista mucho de lo que la Biblia enseña.
NOTA: La lectura marginal de la NVI en inglés es similar a la lectura del principal texto de la RSV en inglés, que dice: «y de su raza, según la carne, es el Cristo. Dios que es sobre todas las cosas sea bendito para siempre. Amén» (Ro 9: 5, RSV en inglés). Pero esta traducción es mucho menos probable en base gramatical o contextual, y se justifica primordialmente aduciendo que Pablo no se habría referido a Cristo como «Dios». La traducción de la NVI, que se refiere a Cristo como «Dios sobre todas las cosas», es preferible porque:
(1) el patrón normal de Pablo es declarar una palabra de bendición respecto a la persona de quien ha estado hablando, que en este caso es Cristo;
(2) el participio griego on, «siendo», que hace que la frase literalmente diga: «quien, siendo Dios sobre todas las cosas escrito para siempre», sería redundante si Pablo estuviera empezando una nueva oración como lo tiene la RSV;

(3) cuando Pablo en otros lugares empieza una nueva oración con una palabra de bendición a Dios, la palabra «bendito» viene primero en la oración griega (vea 2ª Co 1: 3; Ef. 1: 3;  el patrón de Pedro en 1ª P 1: 3), pero aquí la expresión no sigue ese patrón, lo que hace improbable la traducción de la RSV. Vea Donald Guthrie, New Testament Theology (Inter-Varsity Press, Leicester, 1981), pp. 339-40. Para un tratamiento definitivo de todos los textos del Nuevo Testamento que se agrega Jesús como «Dios», vea Murray Harris, Jesús as God (Grand Rapids: Baker, 1992).